Una historia real, anécdotas,
leyendas y una fiesta en su nombre, acción cultural que pone en valor parte de
nuestra identidad.
“…Los maruchos eran
muchachos que se ocupaban de los trabajos menores de las tropas de carros.
Juntar leña, preparar el fuego para el mate o el puchero, darle agua a las
mulas…”
Pedro Farías de tan solo
12 años, murió de dos puñaladas por querer tocar la guitarra en un campamento
de carretas en Barda Colorada, entre Aguada Guzmán y Cerro Policía. El capataz
de las carretas enloquece y tras el crimen se pierde a caballo en la Meseta de
Somuncura.
El tiempo lo convirtió en
un santo popular con miles de devotos que piden su protección en los caminos de
la estepa patagónica.
El Instituto
Universitario Patagónico de las Artes (IUPA) es quien ofrece y alienta un día
de acción y expresión artístico-musical, resultando ya un hecho convocante del
que también la Iglesia Católica reconoce como un encuentro de religiosidad
popular.